La escritora italiana Natalia Ginzburg, reflexionó en esta entrevista sobre la evolución de su escritura. Ella esperaba inicialmente llegar a escribir como un hombre, pero con el tiempo su condición de mujer llegó a ser parte integral de su narrativa y de la visión de mundo que en sus personajes traspuso. En su libro “Lessico famigliare” (1963) cuenta las historias de las personas de su vida y no de sí misma, dejando de lado su propio personaje.

«Aunque esté basado en hechos reales, me gusta pensar que Léxico familiar va a leerse como una novela, pidiéndole a este libro todo lo que solemos pedir a la ficción.» Así se expresaba Natalia Ginzburg hablando de este texto que cuenta su infancia y su juventud, y donde aparecen los nombres reales de parientes y amigos, entre ellos Cesare Pavese y Elio Vittorini.

Mariana Intagliata. (2021, 26 febrero). Entrevista a la escritora italiana Natalia Ginzburg (con subtítulos en español). [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=WXNRxiEwn_g

Revisa el artículo de Ítalo Calvino sobre Ginzburg, usado como prólogo a Y eso fue lo que pasó, Ed. Acantilado.

 

(Artículo publicado por primera vez en septiembre de 1947, bajo el título “È stato cosi” en L’unità).

Natalia Ginzburg es la única mujer sobre la faz de la tierra, el resto son hombres: hasta las figuras de mujeres que se ven alrededor pertenecen en realidad al mundo de los hombres, el mundo de quienes deciden, de quienes eligen, de quienes actúan. Ella -o lo que es lo mismo, las desencantadas heroínas en las que se reconoce- es la única que queda al margen de todo. Durante generaciones y generaciones lo único que han hecho las mujeres de la tierra ha sido esperar y sufrir. Esperaban que alguien las amara, se casara con ellas, las convirtiera en madres, las traicionara. Y lo mismo sucedía con sus protagonistas. 

De ese mundo ajeno a ellas se puede descifrar algún signo acordado desde un tiempo inmemorial, de ese vacío surgen de cuando en cuando objetos reconocibles y nombrables: botones, pipas. Los seres humanos sólo son capaces de existir gracias a esquemáticos signos concretos: pelos, bigotes, gafas. Y lo mismo sucede con sus sentimientos y con sus gestos: no se descubren, sino que se reconocen de cuando en cuando en palabras y situaciones ya vistas: entiendo, entonces es que estoy enamorada, o así que los celos son esto –como en Y eso fue lo que pasó-, entonces agarro un revolver y lo mato.

Natalia Ginzburg es también una mujer fuerte. Quiero decir una escritora fuerte, y se trata de una condena que pese a sus libros, como también la resignación a un peso que no se aligera con ese lenguaje suyo tan piadoso, o emotivo, o evasivo. Ni siquiera hay en ella una pizca del femenino abandono a las sensaciones, ese intermitente juego de la memoria que le es tan propio a Virginia Woolf y a tantas otras escritoras y poetas. Natalia Ginzburg cree en las cosas, en los pocos objetos que consigue arrancarle al vacío del universo: bigotes, botones. Cree en sus sentimientos, en sus gestos, dóciles o desesperados.

"Natalia Ginzburg es la única mujer sobre la faz de la tierra, el resto son hombres: hasta las figuras de mujeres que se ven alrededor pertenecen en realidad al mundo de los hombres, el mundo de quienes deciden, de quienes eligen, de quienes actúan".
Ítalo Calvino, escritor italiano.
  • Momentos destacados

    "Mis libros, están escritos casi siempre en primera persona, y creo que no podría en absoluto escribir en primera persona como un varón. De la misma manera, no podría escribir fingiendo ser campesina u otra cosa que no soy y que no conozco." - Natalia Ginzburg.

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  • Momentos destacados

    "He notado, al escribir, que el estado de ánimo en el que nos encontramos influye mucho. Si estamos felices, la fantasía actúa libremente; cuando estamos tristes, la fantasía se queda inmóvil y nos induce a mirar dentro de nosotros mismos." - Natalia Ginzburg.

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