El mundo vive una “prolongada recesión democrática”. Así lo señala Joan Hoey, directora del Índice de Democracia de The Economist Intelligence Unit (EIU), en el informe 2024 recientemente publicado. Según el estudio, el estado global de la democracia alcanzó su punto más bajo desde que comenzó a medirse en 2006: un promedio de 5,17 puntos sobre un máximo de 10.
El análisis, que abarca a 167 países, muestra que 130 de ellos —el 78%— experimentaron retrocesos o se mantuvieron sin mejoras. La consecuencia es clara: apenas un 7% de la población mundial vive hoy en alguna de las 25 “democracias plenas”, mientras que un 39% reside bajo “regímenes autoritarios”.
Las categorías con mayor deterioro fueron el funcionamiento del gobierno, el proceso electoral y el pluralismo. El resultado se considera especialmente preocupante, dado que 2024 fue un año de votaciones masivas: más de la mitad de la población global acudió a las urnas en países como Bangladesh, Brasil, India, Indonesia, México, Pakistán, Rusia y Estados Unidos. El informe subraya que el desencanto ciudadano con sus autoridades se reflejó en un creciente apoyo a líderes populistas.
En América Latina y el Caribe, la tendencia negativa se arrastra por noveno año consecutivo. Uruguay y Costa Rica se mantienen como las únicas democracias plenas de la región, mientras que Haití, Cuba, Venezuela y Nicaragua son clasificados como regímenes autoritarios.
En contraste, Europa Occidental fue la única región que mostró una mejora en 2024. Los países nórdicos —Noruega, Islandia, Suecia, Finlandia y Dinamarca—, junto a Nueva Zelanda y Suiza, ocupan los primeros lugares del índice. Su fortaleza radica en altos niveles de participación ciudadana, sólidas libertades civiles y sistemas políticos transparentes.